Una familia perteneciente a la nobleza, cuyo matrimonio llevaba más de 20 años casados y tenía 2 hijos, decide divorciarse alegando diferencias irreconciliables.
Ella llegó a nuestro despacho muy preocupada y nos contó la realidad de su matrimonio; él había sido infiel repetidas veces y además había robado un dinero perteneciente a ella de una herencia. Nos solicitó que él no pudiera tener la custodia de sus 2 hijos debido a que apenas estaba en casa por el trabajo y las fiestas (aunque sí quería que pudiera tener visitas controladas). Ante esto, estuvimos investigando las actividades personales del demandado (su exmarido), y pudimos corroborar que por su estilo de vida, era prácticamente imposible que pudiera cuidar de sus hijos debidamente.
En el juicio, se demostró fehacientemente que la denuncia de ella tenía sentido por las pruebas recabadas previamente. Se determinó que él podía visitar a sus hijos siempre que empezara a tener un estilo de vida que le permitiera estar con ellos en las mejores condiciones.